Esta puerta está en la calle Nicolás Antonio, casi entrando en la plaza de Santa Cruz, que atraviesa transversalmente los Jardines de Murillo y el paseo de Catalina de Rivera. Los Jardines de Murillo fueron cedidos en dos etapas a la ciudad. Antes eran parte de la huerta privada del Alcázar, pero fue cedido en primer lugar el Paseo de Catalina de Rivera para ayudar la comunicación en los nuevos barrios a extra muros que se crearon a finales del siglo XIX y la segunda cesión se hizo en 1911, terminando el espacio que hoy conocemos como Jardines de Murillo. Se creó un espacio público que se perfeccionó tal y como lo conocemos para la Exposición Iberoamericana del 29.
A raíz de esta cesión, según vemos en la puerta, el generoso propietario de esta casa que se encuentra en las murallas de la ciudad, cede parte de la misma a la ciudad para crear una vía de acceso al nuevo parque desde el barrio de Santa Cruz.