Hoy no voy a hablaros de ninguna calle de mi Sevilla, ni de un monumento en especial, no. Hoy os traeré una de esas curiosidades las cuales posiblemente conozcas, pero más probable sea que no, y que te hará dormir más tranquilo y creerte más sabio.
Primero te pondré una fotito. Esta vez no la he hecho yo con mi super cámara nueva que me han regalado los reyes y que estoy deseando probar (envidia mode: ON), sino que es sacá del guguel. Me gustaría que se fijasen en ella, en serio, sin coñas.
Bien, si te fijas son euros (olé yo, me apunto esa) y si te fijas, el canto de susodichas monedas tienen una serie de marcas, ¿sabes qué son?.
Estas marcas hoy en día no valen pa ná de ná, son herencia de las antiguas monedas. En una época donde el dinero verdaderamente valía el importe que representan, vamos, que eran de oro plata o bronce, no los cuchifris que tenemos ahora.
La gente, que no era tonta y encima, estaban tiesos cual mojama (no como ahora, ya esta gente moría de hambre masivamente, cosa que de momento no hemos llegao a hacer), y lo que hacían era limar las monedas que tenían, las limaban por los bordes un poco, y las usaban después.
Claro, limando una y otra y otra, acabas con mucha virutilla de oro (o plata o bronce) que luego puedes fundir y tener otra moneda totalmente gratis. Todo eso repetido durante los años, algo de dinerillo era, la verdá.
Por eso los gobiernos (más bien, la Casa de la Moneda) se encargó de cortar el grifo, haciendo esas marcas en los cantos, haciendo que cualquier que limase la moneda, esa moneda sería diferente, y por tanto, se la tendría que comer con papas.
Así que ya saben la historia de esas muecas de las moneditas, las cuales nunca llegaré a tender por qué cojones la de 50 céntimos es más grande que la de un euro, dudas de la vida.
Pablo, las diferencias de tamaño y las muescas en los cantos son para ayudar a los ciegos a distinguir las monedas.
ResponderEliminarGracias a los distintos tamaños y el peso (sí, el peso, tu y yo apenas lo percibimos, pero los ciegos son muy sensibles en ese aspecto) son capaces de saber de que moneda se trata. Pero si tienen duda, basta con pasar la yema del dedo o una uña por el canto para notar las muescas.
Mi madre (optometrista) me había comentado algo así, aunque admito que no lo recordé a la hora de escribir el artículo.
EliminarLas muescas en los cantos de las monedas tienen como origen esta historia. Si se ha mantenido será por eso que comentas, pero su origen fue ese (creo yo en el siglo XVII importaba más que no "robasen" restos de moneda a que un ciego tenían sus lázaros).
Gracias por tu aportación!