Una de las cosas que pienso es que Sevilla nunca se termina
de ver, por mucho que te la conozcas.
Aunque la primera frase no viene conmigo demasiado, teniendo
en cuenta el lugar que hoy voy a contaros, porque lo conozco desde que era
pequeño, pero sorprende donde está y la poca gente que lo conoce.
Se llama la plaza del Cabildo, y se encuentra nada más y
nada menos que puerta a puerta con la catedral, pero la gente pasa de largo y
ni se inmuta (es una puerta que tiene una reja).
Primero tienes que pasar un pasadizo precioso hasta que
llegas a la pequeña plaza.
En la plaza está uno de los pocos trozos que quedan de la
muralla árabe que pasaba por la calle San Francisco enlazaba en Puerta Jerez y
luego atravesaba el Arenal por el Postigo.
Es un sitio con muchísima paz, demasiada teniendo en cuenta
donde se encuentra. Es totalmente aconsejable.
¡Por cierto! Esta plaza tiene en el fin de semana un
mercadillo de monedas y antigüedades, a mí personalmente me encanta.
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